Y cuando recibí la residencia canadiense fue que pude atar los puntos hacia atrás, cuando supe que todos estos años de estudiar y trabajar muy fuerte valieron la pena cada segundo.

Hay que dejar a un lado el orgullo y el ego aquí en Canadá, puede ser dificil pero cuando lo haces es que empiezan a llegar las bendiciones de este país.

Canadá me enseñó a ser más humilde. Aprendí a valorar mucho a las personas que trabajan a diario en servicio al cliente, y también a planear mucho mejor mis decisiones de vida.

Una de las lecciones más importantes que he aprendido en Canadá es valorar cada momento al lado de mi familia, las pequeñas cosas, la comida, el clima. Esta experiencia me ayudó a conocerme mejor a mi misma.

Para mi ser canadiense es un privilegio, es un honor, el ser Mexicano y Canadiense me ha hecho una mejor persona. Canadá te cambia la forma de pensar que traes de tu país.

Canadá me ha enseñado a estar enfocado, a tener objetivos y a trabajar en ellos. También he aprendido a estar abierto a lo nuevo, a ser desafiado culturalmente, emocionalmente, y a no sentirme frustrado por eso.